Doña Brígida es una vecina de Ruca Choroi, enérgica y con alto concepto de los derechos de la mujer y los niños.
Si hasta sonaban las comentaciones de elegirla lonko de la comunidad.
Cosa poco habitual mujer lonko. Pero tratándose de doña Brígida…
Militante natural de la causa de la no violencia, no aceptaba la habitual excusa de que cuando el hombre está alcoholizado no se da cuenta de lo que hace. Para ella el golpeador, con o sin alcohol encima, es un
desvergonzado siempre.
En el paraje, donde hay unos cuantos mal entretenidos, tiene varias vecinas bajo su protección. Y vaya que les brinda protección.
Cuando considera que tiene que meterse, se mete nomás. Nada que ver con que esas son cosas privadas o de familia.
Más de un vecino cambia el tranco o se hace el distraído para evitarla.
Por eso aquella tarde lo prepoteó a Don Violencio Pallalef. Hacía rato que andaba semblanteando el sendero para cruzarlo, y no se le daba.
– Usted no tiene vergüenza! Hay que ser mal arreado para andar pegando a su mujer… y no me venga con que usted estabas borracho.
– ..…
– De ahora en adelante no me mira más a los ojos. Porque usted se pasa de rústico cuando se le da por usar la carrera mala con su señora.
– Pero… Ella dice que le pego, pero no dice que antes me apuntó con la rodilla en los “productos”. Y encima después le hace a la insulta. Como quiere que no me arrebate y se me agarre la calentadura.
– Le he dicho que no me mira más. Baje la mirada!
– Usted porque no le duele, porque ni “productos” tiene…
– Y en cuantito me mire de vuelta yo cierro los mios.