El necesitado

Daniel Gómez, actualmente Jefe del Servicio de Salud Mental Comunitaria del Hospital de Viedma, estuvo mucho tiempo en Río Colorado, donde desarrolló su capacidad para la Psicología Rural, aspecto poco transitado en el ámbito académico.

Para ello se ayudaba con un dispositivo técnico telúrico: mate y paciencia.

Para las dos cuestiones ni que mandado a hacer. A la vez que muy buen cebador es bien pachorriento el hombre.

Aquella vez le tocó atender a don Destilado Morales, puestero de la zona con serias dificultades en su vínculo con el alcohol. Regiestró en la oportunidad signos de potencialidad autoagresiva.

Inmediatamente elaboró un enfoque estratégico que incluía en primer término la explicitación del problema y luego el diagnóstico del grado de riesgo que la situación presentaba.

– Y entonces dígame, don Destilado, alguna vez pensó en hacerse daño ?

– Y si…la verdad es que sí, de hace rato que ando con ganas de matarme.

– Y alguna vez lo intentó, o armó algo para hacerlo ?

– No, hasta ahora solo pensamiento, porque encima estoy en tiempo de nielay cullin (poco dinero)….Pero estoy planeando un “monocontribución” para que el vecinaje colabore para la compra del revólver. Estoy seguro que mi gente me ayudará.

Largo tiempo duró la entrevista, exactamente un termo de amargos, que Daniel cebó con mucha parsimonia. Eso sí, sin tortas fritas, porque todos sabemos que anda en plan de bajar de peso.

Finalmente se arribó al acuerdo de continuar las reuniones con don Destilado y su familia.

Cuentan las malas lenguas que el hombre salió muy conforme con la consulta, y que de vuelta al paraje le refirió a su señora:

– La verdad, Eusebia, que da gusto atenderse con el doctor Daniel, es un gran “psicópata”.

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