Imaginación

Adrián Cattáneo es médico rural de alma.

Se vino hace unos cuantos años de Punta Alta, allá en la provincia de Buenos Aires, y se radicó hasta no hace mucho en su querido Andacollo.

En Andacollo ambos dejaron su huella y los pobladores los siguen extrañando mucho.

Adrián es también reconocido por sus enfoques integrales. Nada que ver con el quehacer rutinario de muchos colegas.

Es que mi amigo interpreta que la tarea médica no es solamente un trabajo, sino y fundamentalmente una militancia social.

Incluye en su labor lo biológico, lo emocional, lo cultural, lo social y, a su manera, lo espiritual. Y siempre con el condimento de la creatividad.

Dicha cualidad se expresa sobre todo, pero no solamente, en el vínculo que construye con los vecinos.

Por ejemplo, un día, repasando una carpeta, registro en la historia clínica de don Sufrido Lemonao, del paraje Villa Curi Leuvú:

“Paciente con avanzado deterioro cognitivo pero con recuperación de la alegría”.

Sin duda, y más allá de la brevedad del informe, para Adrián implicaba una buena evolución.

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