La audiencia interinstitucional

(En colaboración con Karen del Valle)

La cosa es que Karen y Julieta, trabajadora social y psicóloga recientemente incorporadas al Centro de Salud de Lolén, estaban bien confundidas.

– ¿Y para que el intendente nos convocara a una audiencia?

Porque no otra cosa decía una rutilante nota recién recibida, emitida por el Secretario de Gobierno Municipal que invitaba a una “audiencia privada en el despacho del Sr. Intendente”.

No fue necesario mucho más para que nuestras heroínas se encontraran en el lugar mencionado, centro neurálgico del poder ejecutivo local de nuestro pequeño pueblito de la cordillera neuquina.

Tenemos que ubicarnos en la situación. Si bien con historias laborales previas tanto Julieta como Karen estaban haciendo sus primeras armas en un lugar tan netamente rural, como el que hoy nos ocupa. Como corresponde a recién llegadas, registraban exigencias a rolete, tanto propias como de los otros.

– Yo la verdad no le veo pinta de nada a estas dos, se nota que son bien pueblerinas.

– Si, bueno pero hay que reconocerles la voluntad. Bastante alentadas se las ve.

– Peor hubiera sido que quedaran vacíos los cargos…

Y así las comentaciones iban y venían como corresponde a “pueblo chico infierno…”.

El despacho del intendente era bastante pretencioso. Haciendo juego por otro lado con el edificio comunal. No demasiado grande, pintado de un rutilante violeta esmaltado, baldosas verdes musgo tonalidad brillante esplendoroso. Sus paredes ostentaban la foto del gobernador recientemente elegido en riguroso traje de etiqueta, un plano de la localidad, otro con la formación completa del equipo de hace varios años del Boca campeón de la Libertadores, y un soberbio almanaque que mensualmente exhibía una foto diferente de voluptuosas señoritas que promocionaban los productos de la distribuidora regional de Yerba Mate “La Impresionante”.

Por último, a uno y otro costado del escritorio la bandera nacional y la provincial.

Atrás del escritorio y con una sonrisa de oreja a oreja el responsable del ejecutivo local, Don Esmerado Tropan, con el acompañamiento de su activo secretario de gobierno Don Convocante Hinostroza, conocido en el círculo intelectual lugareño como Sobaco Ilustrado por su aficción a portar casi permanentemente un libro, siempre el mismo, en la axila izquierda.

Ingeniosa producción del mencionado círculo loleño, integrado por el maestro de grado, la señora del médico y el maestro de música. A veces, pero muy de vez en cuando, se agregaba el chofer del hospital, pero solamente para preparar los asados con que el círculo se deleitaba periódicamente. Bien circulares los asados de la intelectualidad loleña.

La cosa es que, volviendo a nuestra convocatoria, casi no habían tomado asiento las profesionales sanitarias y ya estaban recibiendo una humeante taza de café de manos de Doña Recibidora Iñiguez. Bien aceitado el mecanismo municipal de relaciones públicas.

– El tema que nos preocupa tiene que ver con La Peti. La vimos mal, y nosotros mismos le dijimos que la viera a usted como psicóloga. Cierto que es muy buena para el laboreo, hay que ver cuando se pone a sacar papeles, le pasa el plumero a todos. Encima nos tiene al tanto de todas las novedades del pueblo y de los parajes. Cierto que la otra vez nos robó las milanesas del comedor y a cada rato los números no le encajan pero es de lo mejor que tenemos. Nadie es perfecto en la vida, se sabe…

Por cierto la Peti tenia significativas cualidades, entre las que se destacaban sus atributos físicos y su provocativa vestimenta, lo que favorecía ciertamente la inquietud de los ejecutivos municipales por mejorar su deteriorada calidad de vida. Porque lo que es a la gorda Eufrasia ni bola que le daban….

– La verdad es que nos llama la atención muy favorablemente la preocupación que como responsables institucionales tienen ustedes para con el personal a su cargo.
Porque lo que es en otros lados . ..

– Y… sí. Para eso estamos y nos eligieron.

– Pero lo que pasa es que usted le dio la licencia, y la Peti se apareció el sábado en el baile y se puso en pedo.

– Si, y eso no tiene nada con el reposo por licencia.

– Pero… si yo le di licencia para que descanse del trabajo no para que se meta en la cama.

– Si, usted como psicóloga lo puede interpretar así, pero somos nosotros los que tenemos que aguantarnos cuando los otros empleados nos reclaman que le aceptamos licencia a la Peti para que ande loqueando por ahí.

– La verdad es que no acabo de entender esto de la licencia mental. Pero trate de ponerse en nuestro lugar. Tenemos a cargo los de planta y los subsidiados.

Luego del terminante veredicto de Don Convocante, muy erguido y con su libro de rigor no hubo más que opinar.

Para peor, hubo trabajo como nunca. Las psicosociales tuvieron que repartirse aquí y allá, y no daban abasto.

Y por si fuera poco, y quizás por la resaca, la Peti decidió tomarse en serio esta vez lo del reposo y ni se apareció a la entrevista convenida.

– Bien jodida la Peti. Está enquilombando al municipio, y ahora nos clava a nosotras con el turno que le dimos.

– Encima con la demanda que tenemos.

– No puede ser. Y no es la primera vez.

– Pensar que no le pude dar un turno para hoy a doña Necesitada, y con la cara que me lo pidió.

– Bueno… Qué podemos hacer…

– Para mí que la Peti es una aprovechadora.

– ¿Qué tal si los convocamos de urgencia al intendente y su secretario y vemos como enfocamos este asunto?

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