La internada de don León

León es un viejo conocido del Hospital de Aluminé. Es internado, o mejor dicho, se suele internar periódicamente. Porque manipula las situaciones de acuerdo a sus necesidades, o también a sus deseos.

Para ello, acude a recidivas de ingestas de vino. Con ello, accede a situaciones clínicas que determinan que el ocasional médico de guardia indique la necesidad de ingresarlo por unos días.

Una vez logrado dicho efecto, León mejora espectacularmente. Pero aprovecha la situación para comer por unos días, dormir abrigado, y sobre todo hacer sociales.

Esta modalidad leonística provoca en algunos facultativos y en ciertos integrantes del personal del establecimiento sanitario un sentimiento cercano a la ofuscación:

Que no puede ser porque es un mal ejemplo para los otros internados, que no puede ser porque esto es un hospital y no un hotel, qué va a decir la comunidad de este mal ejemplo, y otras cosas por el estilo.

Fiel a su estilo, nuestro héroe, el chofer Jesús tomó en cuenta estas reacciones, y se decidió a dar un corte a la situación.

León estaba internado desde hacía varios días y estaba haciendo de las suyas. Incluso había salido campeón de truco la noche anterior, en un campeonato nocturno por demás reñido. Las malas lenguas dijeron que se había carteado, venciendo en la final nada menos que al dúo favorito: Omar, el médico de guardia, y, oh sorpresa, al afamado chofer de guardia pasiva Jesús Benigar. La última mano, en que estaban igualados en 14 buenas, ligó el macho de espadas y el 7 de oro. Además, quizás casualmente, quizás no tanto, él mismo dio las cartas.

Más allá de estos detalles casi anecdóticos, al otro día Jesús volvió a hacer gala de sus dotes comunicativos.

  • ¿Hola, hablo con el Sr. León?
  • Con el mismo…
  • Le habla Soto, de Acción Social. Era para avisarle que desde este mes dejará de recibir la caja de alimentos y el subsidio por Ley 4855 inciso XY.
  • Pero porqué, jefe, voy a dejar de recibir lo que desde hace mucho tiempo me otorgaron? Si hasta me afilié para ganar el derecho.
  • Ese derecho lo ha perdido porque hemos recibido la información de que usted cambia los víveres por vino, en los comercios locales.
  • Pero cómo puede ser que ustedes se crean semejante barbaridad.
  • Es que entre los vecinos todo se sabe.
  • Ah… si es por un vecino ya me imagino quién fue el bocón.

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