Gladys Pérez, entusiasta compañera de itinerarios docentes en Chubut, es la Supervisora Provincial de los Trabajadores Comunitarios de Salud.
Estaba aquel día visitando a Maribel, TCS del Centro de Salud Ruca Calil, de Puerto Madryn.
Mari bel es una persona tranquila, afectuosa, aunque al decir de sus conocidos “ Muy Colgada”.
Caminando juntas el barrio divisan acercándose presurosa a Carmencita, vecina en tratamiento psiquiátrico de larga data.
Maribel le propone a Gladys cambiar recorrido para evitarla, pues estaban apuradas y Carmencita es de las que no la terminan más.
– Ya es tarde. Nos ha visto y me está saludando. Vamos a darle un beso.
Saludos afectuosos, besos por doquier. Carmencita venía con un perrito en los brazos. En sus manos se dejaban ver un grupo de cablecitos eléctricos de diversos colores.
Se trenza en una conversación con Gladys. En tanto, como apurando, Maribel evita intervenir y para ello se dedica a acariciar al perrito que reposa . Blanco, pequeño, el cachorrito, aparentemente dormido, es ciertamente lindo. Las caricias se intensifican por parte de Maribel.
Con la mano sobre el lomo y la cabecita, y empieza a besarle afectuosamente el hocico y a intentar introducir el dedo en su boca buscando alguna respuesta.
En tanto, se desarrolla el diálogo entre Gladys y Carmencita :
– Sí, estoy viniendo de la Junta Vecinal. Fui a consultar al veterinario pero no estaba.
– Con razón te veo un poco enojada. Lo llevaste a vacunar a tu perrito ?
– No. Nada de vacunación porque murió hace tres días. Por eso llevé estos cables al veterinario para ver si pasándole electricidad lo resucitaba. Pero me quedé con las ganas pues el doctor no estaba.
Inmediatamente Maribel reaccionó con un salto hacia atrás y comienza a tener náuseas.
En tanto Carmencita sigue hablando:
– Por eso ahora voy a casa. Al final trataré de resucitarlo yo misma con los cables.
