Apuntes de la guardia de Salud Mental del Zatti

APUNTES DE LA GUARDIA DE SALUD MENTAL DEL ZATTI

Las Guardias Médicas en el Sector de Emergencias tienen lo suyo. Como en ningún otro espacio acá aparece lo incierto y lo patético.
Y allí danzamos vecinos y camilleros, enfermeros y familiares, médicos y traumatizados, un baile en que la locura, la enfermedad y la esperanza componen una trama plenamente vital.
Por ello van estas pinceladas.

QUIQUE GARCIA DIAZ


Quique García Díaz es uno de los históricos del Servicio de Salud Mental Comunitaria del Hospital Zatti, de Viedma.
Psicólogo con onda social y referente gremial, desarrolla desde su espacio barrial una tarea fecunda.
Había transcurrido una jornada de Guardia pesada , así que, casi de madrugada le había entrado, por fin, a la cama.
Ya adormecido recibe la funesta noticia:

  • Paciente urgente en guardia.
    Medio a los tumbos fue arrastrando su figura quijotesca hacia el recinto donde acuden los vecinos acosados por sus dolores, angustias y demás yerbas del rubro necesidades humanas.
    Y fue así que se encontró con don Creativo Gutiérrez, a quién acompañaban dos solícitos efectivos policiales, uno a cada lado.
    Y no era para menos, con la borrachera que portaba.
    Pero había algo más: a simple vista se apreciaban quemaduras en ambas palmas de sus manos.
  • Qué le pasó, don Creativo ?
  • Lo que pasa es que siento que me arrebaté, anduve medio mal de la mentalidad y me quise matar. Entonces agarré los cables, y traté de hacer lamparita y no me salió.

MARIA DOLORES TITOLARES


Don Desubicado Fuentes, usuario de Viedma, nuevamente es llevado a la guardia del Zatti.
Sus crisis de excitación psicomotriz suelen ser muy difíciles y reiteradas.
Esta vez la policía lo interceptó en la plaza, desnudo en plena noche invernal.
Inicialmente recibido por el médico general de guardia, éste indicó al enfermero medicación sedante.
Pero don Desubicado la rechazó con energía.
Contenido a duras penas por policías y enfermeros, se pide interconsulta a Dolores, médica psiquiatra del Servicio, que justamente esa jornada formaba parte del plantel de guardia hospitalaria.
Debo mencionar que, aparte de su prestigio técnico, la galena también porta una más que buena figura.
En cuanto llegó don Desubicado registró su presencia. E inmediatamente se tranquilizó.
Como se dice habitualmente, tenían vínculo. Se conocían de muchas consultas previas.
Cosa seria el vínculo entre personas, y el que componen médicos y pacientes tiene lo suyo.
No necesitó desplegar demasiada energía Dolores para que don Desubicado declinara su inicial resistencia.
Resignado, se dio vuelta, facilitando la tarea del enfermero, pero advirtió solemnemente:

  • Bueno, Dolores, que me hagan el inyectable, pero no tengo más sexo con vos.
    No sé si delirio o no delirio, pero lo indiscutible es que don Desubicado será loco pero no boludo.

DIANA JEREZ


En aquellos tiempos Diana Jerez era la responsable del Servicio de Salud Mental del Hospital Zatti.
Se trata de una psiquiatra muy prestigiada en la provincia rionegrina por su capacidad tremenda de trabajo. Y también por su operatividad.
Aquella tarde requirió la presencia de Leo, en ese entonces recién ingresado como operador del Servicio. Para los que no lo conocen, se destaca por su compromiso con la gente y la tarea. Se juntaron el hambre
con las ganas de comer.
Con inquieta atención el bisoño agente de la Salud Mental Comunitaria recibe las indicaciones de la referente del Servicio:

  • Llevále esta medicación a Colil. No vayas solo, Y si hubiera resistencia dásela de prepo, porque en cualquier momento entra en crisis. Abandonó la medicación en estos días. No le aflojés.
    Acordáte que es muy psicopatón.
    Influenciado por la enérgica indicación psiquiátrica, nuestro héroe abandonó el hospital.
    Previamente se había asegurado la ayuda de don Conductivo Inostrroza, a la sazón chofer de guardia, que por suerte militaba en la categoría semipesado, cosa que le permitió disminuir su incertidumbre.
    La ambulancia raudamente llegó al barrio Lavalle.
    Un par de vecinas orientaron al equipo móvil a la vivienda en cuestión.
    Más muerto que vivo, Leo es atendido por su ocupante, quién al ver la ambulancia depone su prevención inicial y lo invita a pasar con un ademán:
  • Usted es Colil ?
  • Sí.
  • Le traigo la medicación. Déme un vaso con agua.
    Indudablemente influenciado por la determinación de Leo, Colil casi sumisamente le da el vaso.
    Muy serio Leo lo recibe, con la otra mano le presenta la medicación y con la mirada y el gesto le intima la ingesta de los fármacos.
  • Qué medicación ?
  • La que tiene que tomar. Usted ya sabe. Y ponga la mano.
    Colil, exigido por la actitud de premura, procede a ingerir los fármacos requeridos.
  • Bueno, gracias. Capaz que vuelva mañana . Usted sabe cuál es mi trabajo.
    Regresando, Leo le refiere al semipesado:
  • Pensé que iba a ser más jodido. No era tan psicopatón.
    Don Conductivo asintió, adusto. Al otro día, pase de sala en el Servicio:
  • Quién le llevó la medicación a Colil ?
  • Yo.
  • Ahh… A la tardecita trajeron al hermano de Colil redormido a la guardia. Se había tomado la medicación del hermano.

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