Caso Andrés Bravo

La promoción de la demanda

Unos cuantos atrás, en el Hospital de Villa la Angostura, nos encontrábamos en la reunión de la Red de Prevención de Violencia, espacio sostenido por operadores de distintas instituciones del lugar.
Analizábamos una situación conflictiva por encuentro.

  • La cuestión es que Don Bravo maltrata a Claudia, de cinco años, hija de su esposa. Es pastor de un culto muy concurrido. La demanda viene de los vecinos, y lo confirma el informe del agente sanitario. Lo citamos desde Municipio, Acción Social y también desde Salud, siempre con resultado negativo.
  • Claro, y contra lo esperado, la violencia continuó luego de estas intervenciones. Como muchas otras veces, la información se inicia desde vecinos inquietos, y la confirmamos con nuestros operadores de terreno. Es por esto que pasamos el caso al Juzgado, pidiendo a través de la aplicación de la 2212 una medida cautelar. Indicamos una citación en el hospital para esta tarde.
  • La cosa es que nos parece que sería conveniente que tuvieras una entrevista con él. Te podría acompañar Adriana. Una dupla mixta de operadores tiene más posibilidades. Y si resulta podríamos intentar integrarlo al grupo de ayuda mutua de hombres con relaciones de violencia.
  • De acuerdo. Espero que responda a la citación del Juzgado.
    Coincidí totalmente con el enfoque en dupla. No es fácil promover una demanda de un hombre acusado de maltrato. Cuatro ojos ven más que dos, y mejor si reflejan el sentir de ambos géneros.
    Esa tarde conocí al señor Bravo. El método no era el ideal, pero estando en juego las necesidades de una niña desprotegida, no hay mucha vuelta que darle. Lo recibimos con Adriana, trabajadora social del municipio. Como único representante masculino en la red, y por coordinar Grupos de Hombres con Relaciones de Violencia desde hacía años, acostumbraba ligar este tipo de encargos.
  • Les pido que me atiendan rápido. Ya tuve que esperar un rato y esta demora perjudica mi ocupación. Ustedes saben que soy pastor del culto, y me afecta mucho que me hagan citar por la policía. Imagínense lo que pensarán los fieles. Tengo que cuidar mi imagen.
  • Usted supone que hay intención de perjudicarlo?
  • No sé, no encuentro razón para que el Juzgado me mande a verlos. Y para que lo haga a través de la policía. Supongo que se están haciendo eco de chusmeríos de pueblo.
  • A cuáles se refiere, don Bravo?
  • Ustedes saben… Esos de que ando maltratando a mi hijastra. No es cierto, pregúntenle a la madre.
  • Noto que está preocupado por la situación…
  • No es para menos, doctor. Vivimos en un lugar chico, y por cualquier cosa uno aparece en boca de todo el mundo, que se meten donde no deben. Imagínese, después en el culto voy a tener que levantar todo esto. Diga que a uno lo conocen, porque sinó…
    Nadie se pone en mi lugar. Me parece que ustedes deberían ocuparse de las situaciones que lo merecen, en vez de dejarse llevar por comentarios malintencionados.
  • Qué situaciones por ejemplo…?
  • Y… por ejemplo lo de mi vecina. Ustedes deberían saber que doña Eusebia también… digo doña Eusebia maltrata a su hijito. Apenas tiene siete años. Ya desde hace tiempo, y nadie hace nada. Para peor, es la que me levantó la calumnia.
  • Nadie hace nada? Eso es preocupante. Aunque me imagino que usted habrá intentado algo.
  • Por supuesto. Imagínense que como pastor no podía quedarme cruzado de brazos.
    Por eso le llamé la atención. Pero me lo negó descaradamente. Aunque supongo que es lo habitual. Ustedes deberían ocuparse de ésto.
  • Creo que tiene razón. Para poder hacerlo, necesitaríamos su ayuda. De acuerdo?
  • No se me ocurre cómo podría ayudar… Ya lo intenté sin resultado…
  • Para ponernos en situación intentaremos una especie de juego, en el que yo haré de su vecina que lo recibe a usted, al pastor. Usted intenta evitar el maltrato de la niña.
    La intención es ensayar algún modo de enfocar el problema. Se anima?
  • Y… bueno.
  • Adelante, vecino, qué lo trae por acá?
  • Vengo a verla porque los vecinos estamos preocupados por la situación de su hija.
    Por las palizas que usted le dá. A la noche escuchamos cuando llora y se queja.
  • No es cierto lo que usted dice. Lo que pasa es que es una nena mañosa y se queja por cualquier cosa. Además, es un asunto familiar, una cuestión privada y usted no tiene derecho a meterse en lo que no le importa.
  • Como vecino y también como pastor debo intervenir. Se trata de una nena indefensa y que sea la madre no le dá derecho. Así que si no termina con los golpes, ya que no resulta que me meta como vecino y pastor, me veré obligado a dar intervención a la justicia y al hospital. No podemos permitir que esta situación continúe…

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