Ana es una buena médica general de Andacollo, zona norte neuquina. Pero también, semanalmente, concurría a Los Miches, comunidad originaria de los alrededores.
La cosa es que intentaba hacer un enfoque por presunta infertilidad.
-Sabe Doña Josefa, me parece que su marido va a tener que hacerse un estudio.
-Pero la que no puede tener hijos soy yo
-Si, pero tenemos que empezar por estudiar a su esposo.
-Ah… le van a sacar sangre… con lo quedado que es.
-En realidad, no precisamente sangre.
Se le complicaba a Ana explicar que el estudio inicial consistía en un espermograma.
-En realidad, vio… que cuando uno tiene relaciones, vio… las cosas del sexo… cuando hace el amor…
-…
-Vio… la mujer acaba… el hombre acaba…Bueno, la mujer no importa, lo que importa es el hombre.
- ¿?
-El hombre…en fin… cuando la relación dice ya… sale el semen…
Mirada interrogadora de la señora. Ana transpiraba en su afán de construir un diálogo mínimamente entendible por ambos lados.
Bueno, lo que sale del pene de su esposo… en fin, la leche vio?
-Ah, bueno…
-Eso va tener que juntar, tenemos que estudiar le leche de su esposo.
-Ah! Creo que usted me quiere decir que mi esposo va a tener que hacerse la paja.
A esta altura del partido Ana continúa haciendo el curso de traductorado intercultural médico-originario-popular que inició en aquella ocasión.