Consulta íntima

Don Preocupado Huayquillán, reconocido paisano del paraje Cancha Huinganco, en las cercanías de Tricao Malal, allá en el norte neuquino, se había acercado al hospital rural.

No era poca cosa arriesgarse así, dejar los chivos sin su cuidado personal, y, por sobre todo, intentar hacer consulta médica.

En su lugar quedó el Peuquito, el hijo mayor, que a veces se le daba por distraerse juntando piedritas para hacerle a la gomera en vez de dedicarse a evitar que los chivitos rumbeen a cualquier parte.

No dejó de llamar la atención al personal del mencionado nosocomio, con perdón de la palabra. El mismo Manejador Huenuquir, el chofer de la ambulancia, se lo hizo notar al Prudencio Inostroza:

– Qué andará buscando don Preocupado por el pueblo ? No es de los
que les guste andar de chopin.

En realidad, lo mismo que la mayoría de los masculinos, al decir de don Prudencio Epullán, guardián del orden y buenas costumbres del lugar, el susodicho no le hacía a la institución saludable. Porque para eso estaba doña Esmerada, prominente yerbatera del Cajón del Curi Leuvú. Bien prominente la gordura de doña Esmerada, pero a los yuyos le hace lindo.

Y también es buena curando a la distancia, y con poca orina nomás sabe el mal que uno tiene.

Aunque a veces, cuando la cosa no da para más, hay que ir nomás al hospital. Porque así como hay cuestiones de yuyaje hay otras, no muchas, para el dotoraje del hospitalismo.

Pero una cosa es allegarse, y otra consultar. Le daba vueltas el allegado para consultar por su inquietud. Y el vecinaje pasaba y pasaba, y él le seguía haciendo a la espera.

Hasta que al final quedó sólo en la sala de esperadores.

– Qué anda necesitando, don Preocupado ?

Es que Marcelo, más allá de su hipismo es buen facultativo rural. De pasada nomás le semblanteó la inquietud desde la puerta de su consultorio.

– No… nada… es que quería hablarle un poco…

– Adelante pues… No faltaría más.

El vecino, medio cortado, ingresa a la pieza curativa y se sienta ante el gesto comprensivo del facultativo. Bien comprensivo el Marcelo, a pesar de los aritos y esas bombachas coloreaditas como jardín primaveral.

– Bueno, don Preocupado, cuénteme que le anda pasando

– Y sabe, lo que pasa es que yo tengo problemas cuando “yugulo”

Capaz que ando jodido de la “mala parte”.

Es por todos sabido que los problemas de eyaculación vienen acompañados de vergüenza.

Autor

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *