Era la época en que la intendencia de San Martín de los Andes estaba a cargo de doña Pepita Orazi, quién había convocado a los ex-intendentes de la localidad para conformar una Comisión encargada de orientar el traslado del Cementerio local.
Se entendía que era conveniente que el mencionado dispositivo mortuorio quedara distante de la zona poblada.
Los argumentos eran diversos, pero podrían resumirse como que todo bien con los muertos, pero más vale tenerlos distanciados.
Y bien, la respuesta a la invitación fue satisfactoria. Entre otros, concurrieron don Otto Neumeyer, y el siempre dispuesto Tuco Creide.
Al final de la reunión, se recogieron los pareceres.
La respuesta creidiana fue categórica:
– Estoy completamente de acuerdo en integrar la Comisión de Traslado del Cementerio. Pero dejo aclarado que no estoy nada dispuesto a protagonizar personalmente su inauguración.
