El tocadiscos maravilloso

Alfredo Freyre es el administrador tradicional del Hospital de Tricao Malal.

Fue también tiempos atrás agente sanitario, además de director en épocas de crisis.

De hablar pausado pero pensamiento rápido, es también dueño de un negocio de Ramos Generales en dicha localidad.

Aquella tarde se allegó a la vivienda de doña Ermelinda Cisterna, una anciana que se las traía. Por su conocimiento profundo del lugar y su gente, era referente en cualquier búsqueda regional.

En aquella ocasión Alfredo quería hacerse de una vitrola antigua para adornar su quincho recién inaugurado.

Luego de los saludos de rigor apareció el mate y la conversa.

– Y qué lo trae por acá, don Alfredo ?

– Ando buscando alguna vitrola vieja, doña Ermelinda. No sabe usted de alguna ?

– En realidad no sé de ninguna vitrola, ni vieja ni nueva. Pero le puedo ofrecer un tocadiscos muy… pero muy bueno. Y por si fuera poco, a pilas.

– Y porqué es tan bueno el tocadiscos ?

– Porque, fíjese usted, con el mismo disco, usted mueve esta cosita, y en este punto cantan hombres, en este otro mujeres, y todo con el mismo disco…

El detalle: la cosita que se movía era el regulador de revoluciones, que en un punto era de 33, en otro de 45 y en otro de 78 vueltas por minuto. Y con las vueltas variaba además el tono de las voces.

Hay que reconocerle creatividad marketinera a la doña.

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