El Tuco en Buenos Aires

Por esas cosas de la vida, le tocó al Tuco viajar a Bs. As.

Lo hizo al comando de su amado Torino, bólido apto para competiciones y exigencias varias. En San Martín de los Andes solíamos verlo siempre atildado en su manejo. Pero en cancha ajena, las cosas cambiaban.

Y, en efecto, la conducción en el microcentro porteño tenía lo suyo.

Vuelta va, vuelta viene, que necesito ir hacia el sur pero los autos de al lado me lo impiden. La cosa es que repentinamente se encontró nuestro héroe vernáculo con su máquina en una dirección diferente al resto.
Bah… para hacerla corta, se metió en medio del centro de la metrópolis en plena contravención a contramano.

Casi inmediatamente el silbato del policía de tránsito frenó su derrotero.

– Buenas tardes, señor. ¿Me permite su licencia de conductor y la tarjeta del vehículo?

Ni lerdo ni perezoso, el Tuco le alcanzó al guardíán del orden y la circulación los documentos solicitados.

– ¿Me podría decir hacia dónde vá?

Ubicado el Tuco en la situación, comprendió su error. Pero como siempre, si no la ganaba la empataba.

Haciendo gala de su habitual repentismo, le respondió:

– En realidad no importa demasiado hacia dónde voy, porque sin duda estoy llegando tarde. Porque yo estoy yendo y toditos los demás ya están viniendo de vuelta.

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